mi desdén
No soplas a los nuevos aires que yo respiro
y la hez que despide tu aroma más nos mancha
y lo que entierras en este frío no se embadurna de escarcha
ni con el fuego de enemigo sientes lo rojo del calor.
Ve y juega con los días de otros hombres malvados
que corriendo a tu compás me detengo por el miedo
que me atrape de lo lento por andar de paseo
y volverme aún culpable por comerte más el paso.
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